4 de noviembre de 2009

Veinte de treinta y cinco

La vida es hoy
Día al que doy identidad y seña.
Presente que transito con aroma de gardenia
por la salud de mi hija y de mi esposa el amor
de mis amigos el cariño, de mi familia el calor.
Porque, los que creemos en el matrimonio sabemos que es obra del cielo,
pero hay que trabajarlo en la tierra, y hay que hacer por él las horas extras que hagan falta.
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Gracias canta el cantor
a la vida y al amor.
A toda esa gran familia dispersa por el mundo. Vivan donde vivan, pendientes de nosotros, algunos incluso llegándose hasta Vigo para transmitirnos su calor mate a mate, piel a piel.
Es el maravilloso momento de comprobar que en el corazón las distancias no existen, y que la vida es un instante. Los vividos en la Playa de Samil, los domingos en el jardín de Janny, en el taller de las guitarreadas, o en casa de tantos otros. En los viajes a Inglaterra o en la boda de Bromley.
Porque al amor de la convivencia hay que regarlo como las plantas, y así lo hicimos en cada lugar que visitamos, con un "pollo al disco" en el quincho de Guillermo o con un beso bajo el balcón de Verona, en nuestra querida Patagonia o a orillas del Támesis. En cada rincón de España, en la Roma imperial, en los puentes de Venecia, en las escalinatas del Sagrado Corazón de Paris o al pie de la cordillera de los Andes.
La vida es hoy.
Sabe a mermelada casera de Inés, tiene gusto al ron añejo del Pelado, y suena a conversación telefónica de larga distancia. Tiene la forma de la Cruz de Carrilaufquen, y la madera que guarda en su memoria el recuerdo de los que ya no están, de los que se adelantaron mostrándonos el camino, de los que dejaron en nuestras almas su huella imborrable.
La vida es hoy. Tiene la sonrisa de mis niños, la tranquilidad del deber cumplido y la ilusión de los sueños por soñar.
Treinta y cinco años de matrimonio y veinte de ellos en Galicia. Experiencias vitales, historias y anécdotas por las cuales...
Gracias canta el cantor
a la vida y al amor.
Porque muere lentamente -nos enseñó Neruda- quien no arrisga lo seguro por lo incierto, quien no va detrás de un sueño.
Así voy aprendiendo a no entristecerme por las ausencias, sino a alegrarme por los que estuvieron presentes. Voy aprendiendo a pintar las horas negras con los colores de la esperanza, a convertir la soledad en una buena compañera de viaje. A convertir la familia en el mejor tesoro y hacer del silencio una fuente de inspiración para re-crear mi vida.
Voy aprendiendo a reciclar las cartas y correos de mis hermanos, convirtiéndolas en energía motivadora para hacer de mi vida la mejor obra de arte.
A seguir adelante sin prisa pero sin pausa, a relentizar con poesía la loca carrera del mundo. A dejar que el paso del tiempo, como a los buenos vinos, mejore el bouquet de nuestras horas, porque ya lo dijo Shakespeare: "el tiempo es muy lento para los que esperan y muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que se lamentan y muy corto para los que festejan, pero para los que aman, el tiempo es eternidad".
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Hoy que brotan los recuerdos
como agua de manantial
vaya un saludo cordial
a mis hermanos y amigos
y les mando desde Vigo
un abrazo de plata y oro
ustedes son el tesoro
que siempre viaja conmigo.
Con la ilusión por las nubes
y optimismo desbordante
sigue el hombre adelante
y al andar hace camino.
Conoce bien su destino
porque sabe de dónde viene
amor y fe lo sostienen
como el tallo de una flor
gracias canta el cantor
por el tesoro que tiene.