21 de enero de 2008

Tren de los Recuerdos

Domingo de Enero atípico, en casa de Simón y Janny, con la espectacular vista de la ciudad fronteriza de Tui, el río Miño y los montes de Portugal. Con la bruma característica de Galicia para esta época, que no duró mucho porque la temperatura subió rápidamente en busca de los 20 grados.
Era uno de esos días apacibles, recomendado por cualquier terapeuta para una desintoxicación urbana, o para serenar el alma dejando volar la imaginación a caballo de los sueños más íntimos. Uno de esos días de mutuo enriquecimiento con un matrimonio amigo proveniente de una cultura distinta a la nuestra, pero coincidente en valores éticos y morales. Pintura, viajes y aniversarios, intercambio de recetas, recuerdos de familia y largas charlas de bueyes perdidos.
Entre los temas de conversación no podía faltar la noticia de la semana, la visita de los Príncipes de Orange, Máxima y Guillermo de Holanda, a la Patagonia. Podría haber sido uno más, si no fuera porque nuestros anfitriones eran holandeses y enamorados de “las Máximas”, y porque el lugar que eligieron los príncipes para sus vacaciones era la tierra donde pasamos con Inés, buena parte de nuestras vidas. Un paradisíaco rincón en la Región de los Lagos del Sur, Patagonia Argentina. Geográficamente ubicada entre las provincias de Neuquén y Río Negro, a minutos de la frontera con Chile.
Como si no fuera suficiente para llenarnos la boca hablando de nuestra querida tierra, (que aún sin pisarla, nuestros amigos ya conocen como la palma de la mano), faltaba aún el broche de oro.

Después de la habitual caminata por los jardines, de recoger algunas naranjas y mandarinas de los árboles, nos sentamos en el salón para tomar un café antes de regresar a Vigo. Encendimos el televisor y en ese instante comenzaba el programa “Historias de Trenes” en la 2º cadena de Televisión Española. La historia del día: el Tren Patagónico!!.
Allí nos pegamos los cuatro frente a la pantalla, en silencio, absortos con las imágenes que estábamos viendo.

Para nosotros nada nuevo, pero dentro de aquel contexto, la historia cobraba una dimensión particular. Con todos nuestros amigos hablamos más de una vez sobre el tema, pero nunca habíamos tenido imágenes tan directas y naturales sobre ese tren, las distancias y los parajes de su recorrido, la esquila de las ovejas, los “avisos al poblador rural” de Radio Nacional, los gauchos con sus arreos. Estampas que a los ojos europeos suenan a lejanía y exotismo.
Esos 826 Km de recorrido desde Viedma hasta Bariloche, desde la costa Atlántica hasta la idílica Cordillera de los Andes. Pasando por nuestro querido Jacobacci, donde la vida espera una dulce eternidad, que una Trochita la lleve al rincón donde habitan los mejores sueños.

A estas alturas, para nosotros la nostalgia ya no es un caballo desbocado que te puede hacer caer en cualquier momento. Con el tiempo se ha transformado en un animal dócil, con las riendas cortas y controladas. Igualmente le seguimos teniendo mucho respeto ya que en el fondo...sigue siendo un animal y su instinto te puede jugar una mala pasada.
Por eso, imágenes como esas, de la tierra que llevas tan dentro, de un ferrocarril tan ligado a nuestros sentimientos, pueden llenarte los ojos de lágrimas, pero ahora duelen lo justo y necesario. Evitando cualquier tipo de comparación, de épocas, de países, de gobiernos, de culturas, etc. innecesarias e inútiles como una vía muerta. Reflexiones que en todo caso, me reservo para el nuevo libro que estoy escribiendo.

Y así se nos fue el domingo. Uno más, pero con sabor especial, barnizado de recuerdos y alegrías. Con un sol espléndido que nos trajo a la memoria el verano austral que en estos momentos están disfrutando nuestros seres queridos de la otra orilla. Por ellos, por todos ellos va este saludo literario, subido al tren de los recuerdos.
Un abrazo y les dejo con unos versos de El Triciclo de Djaiv, que supongo habrán leído:

“Vieja estación de mi pueblo, cuántos sueños han viajado
por tus rieles mojados, con un perfume de olvido,
tus amores más queridos llevo en el alma guardado.
...
El sonido de campanas y el humo de tus historias
pintarán en mi memoria un recuerdo dulce y breve
cuando el último tren me lleve, por tus andenes de gloria”.

6 de enero de 2008

Cumpliendo con los Reyes



Los Capricornios serán bendecidos este año con la visita de Júpiter en la Casa de la Personalidad. Bajo sus influjos se sentirán más seguros, más satisfechos y más optimistas.
Pues bien, aquí tienen un nacido el 4E, beneficiario de la energía de ese planeta que una vez más, (y van...) ha podido comprobar tal afirmación astral.





Son muchas las razones para llegar a este estado de bienestar y paz interior. Factores extrínsecos e intrínsecos, entre los que sin duda, mis amistades tienen mucho que ver. Los de hoy, y los de siempre. Los de aquí, los de allá y los de más allá.
Por eso el gesto de esta foto, simboliza el deseo de abarcarlos a todos, de abrazarlos a todos, de agradecerles a todos.
Y para símbolos, el experimento gastronómico de Inés con receta de mi cuñadita Lidia. Se trata de una tarta emigrante que un día salió de Europa para instalarse en la Patagonia, y ahora desde Bariloche regresa vía telefónica al continente que la vio nacer. Un viaje que me suena de algo, no?. Por tal motivo la hemos rebautizado con el nombre de Budín de la Amistad.



Más allá de resfríos virósicos, de lluvias inoportunas y cabalgatas desdibujadas, el Capricornio cumplió con la tradición, y borracho de cariño se dispone a continuar su camino, rumbo a las nuevas aventuras que le aguardan en el 2008.

4 de enero de 2008

Receta para un Año Feliz

En el reino de la amistad solo existen amigos, y son todos reyes. (J.C.D.)

Gracias a la vida...
. Por la mujer que Dios a puesto a mi lado, porque 34 años de convivencia matrimonial solo sirven para comenzar a descubrir su virtuosismo y santidad.
· Por las innumerables muestras de cariño recibidas en estos días, desde Tierra del Fuego hasta Londres, incluidas las felicitaciones en este 4 de Enero, a través de cartas, tarjetas, fotos, regalos, presencias, llamados telefónicos, chateo, y demás yerbas. Con tanto mimo, no hay más remedio que seguir cumpliendo años.
· Por ese queridísimo regalo de la bella nonagenaria, la tía Felisa brindando con sus nietos y biznietos.
· Por el ejemplo de humanidad y fortaleza de Teresa. Un día se sabrá que no solo por Calcuta pasó una santa.
· Por la película Diario de Motocicleta, que nos refrescó imágenes de nuestra querida Patagonia y mantiene despierto el revolucionario que todos llevamos dentro.
· Por los proyectos y sueños que compartiremos este año con amigos de aquí y de allá.

Mientras tanto, pasar por el “mercado de abasto”, mirar bien y comprar mejor. No nos lamentemos por la cuesta de Enero, porque en el mundo y en la vida, hay cuestas peores. Y no olvidemos tampoco que “somos lo que comemos”, incluidos los alimentos espirituales. Por eso a modo de regalo boomerang les dejo esta interesante receta de la sabiduría popular.

Ingredientes para un Año Feliz
Escoger doce buenos meses. Asegúrate de que estén libres de antiguos recuerdos, de amargura, de rencores, odios, celos y otros virus dañinos. Limpiarlos bien quitando las escamas, las impurezas y cualquier resto de resentimiento.
Extraer todas las manchas de mezquindad y pequeñez.
En resumen asegúrate que estos meses tengan el sello de la Denominación de Origen, que hayan pasado el correspondiente control de calidad
y estén totalmente libres del pasado.

Modo de preparación:
* Dividir cada uno de éstos meses en 30 o 31 partes iguales, con excepción del segundo que, en años como este, hay que dividirlo en 29.
* No trates de preparar la receta del año de una sola vez (muchos la echan a perder al proceder de esta manera). Prepara cada día por separado.
* Poner en cada día doce partes de fe, once de paciencia, diez de valor, nueve de trabajo (algunos omiten este ingrediente y echan a perder todo el resto), ocho de esperanza, siete de lealtad, seis de generosidad, cinco de amabilidad, cuatro de descanso (omitir este ingrediente puede acarrear graves consecuencias para la salud), tres de oración, dos de meditación y una de resolución bien seleccionada.
* Añadir una pizca de alegría, otra de juego y una cucharada bien llena de buen humor.
* Agregar a la mezcla amor, cuanto más mejor, y mezclar todo con mucho brío.
* Cocinar con corazón ardiente, y adornar el resultado con sonrisas.
* Finalmente, si lo sirves con tranquilidad, abnegación y alegría tendrás la garantía de un AÑO FELIZ.