3 de mayo de 2011

Mi bello Martín















Canta, canta, Martín pajarito
canta, canta, tu cantar
que el buen tiempo ya se acerca
y podrás salir a volar.

Cuando pases por mi casa
me vendrás a visitar
me asomaré a la ventana
y escucharé tu cantar.

Canta Martín pajarito,
que tu canto me hace alegrar
y pinta la primavera
de ternura y de paz.

Janny Luis, Tui








El ritual del baño

Alejarse de vez en cuando del camino trazado, de las formas correctas, suele ser saludable, entonces empezaré por



“… me acuerdo cuando tenía tres meses y mi familia entera se disponía a bañarme.
Ahora comprendo, nadie quería perderse un espectáculo semejante. Entonces no había televisión ni Internet, de modo que el entretenimiento era más humano de lo que es hoy.
La tecnología moderna nos brinda confort pero si nos descuidamos puede alejarnos de lo verdaderamente importante.
Cineastas, guionistas, artistas de todo tipo se afanan por encontrar la fórmula más exitosa de entretenimiento. A mi me basta con el ritual diario del baño de Martín, el momento más gozoso y placentero del día, de todos los días desde el 2 de Febrero. Ese si que es un espectáculo único, inigualable, que me refresca la memoria y me retrotrae a los meses más hermosos de mi niñez. Me acuerdo cuando tenía tres meses…”

Cuando los sonidos de la calle se van apagando y las gentes vuelven a sus hogares, cuando las luces de la ciudad marcan la diferencia entre el sol y la oscuridad, llega la hora en que los pájaros dejan las fuentes y dan paso a los nuevos inquilinos, los ángeles. Ellos también tienen derecho a divertirse en el agua, en un juego relajante que les permita encarar de la mejor manera el tiempo nocturno de sueño y bienestar.
Es entonces cuando la poesía se traslada al rostro de la abuela que no deja detalle sin beber.
Es entonces cuando los padres tratan de captar el acontecimiento en fotografías y vídeos, sin saber que la memoria también se alimenta por la piel,
que no hacen falta artilugios de ningún tipo para que ese mágico momento quede grabado para siempre en el recuerdo familiar y en el alma de cada niño.
Porque esa imagen toca las fibras más intimas de nuestra animalidad, las mezcla con la racionalidad, inocencia y pureza que transmiten los niños en el baño, con el encanto y alegría que experimenta al sentir la caricia del agua tibia y los mimos de madre y seres queridos.

Efímero pero intensamente agradable, como son todos los mejores momentos de la vida.
Quiera Dios que las huellas de su primer obra de arte se prolonguen como la sensación placentera del baño, más allá de las estrellas.
La luna se mueve más segura cuando las estrellitas le alumbran el camino, y brilla en todo su esplendor en cada el ritual del baño.








Mi bello Martín

En mi cielo faltaba una estrella
que complete su magia y su luz
a mi cielo le faltaba un ángel
hasta que llegaste tu.
Tenías prisa por venir al mundo
tantas ganas de vivir en él
mamá te esperaba con toda su alma
para darte calma, ternura y querer.




Me despiertas de largo letargo
del invierno haces primaveras
eres la huella que marca mis días
eres la alegría de mi vida entera.
El futuro te abre las puertas
allí te espera una inmensidad
principito de dulce mirada
heredero de la libertad.


Una estrellita del cielo brillando
nos está anunciando que llegó Martín
un lirio, un clavel, una rosa
la flor más hermosa de nuestro jardín.

J.C.D. Vigo, 2 de Enero de 2011














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